En el resplandor el sonido está cuidado de tal manera que si intentas ver la película sin sonido no entiendes nada. El título de la película hace referencia a la capacidad que tiene el niño de comunicarse sin decir palabras, así como de adivinar el futuro y ver el pasado. El cocinero del hotel está explicándole a la madre donde están las cosas y se produce un diálogo con el niño que sólo el reconoce. Aquí el director nos avisa de lo que será todo el desarrollo de la película.
Para empezar los títulos están sobre una mezcla del “Dies Irae” y una música sintética que nos anuncian muerte e intriga como si de una obertura se tratara.
Las escenas naturalistas tienen en general un diálogo con algún subrayado musical. Sólo cuando interviene el niño la música se hace más intrigante. Durante toda la película se combina la música no diegética con la imagen hasta tal punto que hace coincidir el ritmo del montaje con el ritmo de la música (ya lo había hecho en “La naranja mecánica” y en “2001, una odisea espacial”) pero aquí lo lleva al máximo, por ejemplo cuando Jack (el protagonista) arranca un folio de la máquina de escribir de forma brusca coincidiendo con un momento musical fuerte, como si hubiera montado esas imágenes siguiendo la música. La música, que corresponde a compositores considerados clásicos, Bartók, Pendereki, Ligeti (al que tambien usa de forma magistral en “2001, una odisea del Espacio”) va siendo mas intensa, mas amenazante a medida que se avanza en la película hasta llegar al climax del final. Si se pudiera escuchar toda la música seguida sin diálogos seguramente nos encontraríamos con una composición parecida a una sinfonía o a una ópera.
Si la música es no diegética en general cabe destacar el uso de la música, en este caso diegética, cuando Jack entra al salón de baile y los clientes (fantasmas) del hotel están bailando al son de una orquesta.
Así mismo el director combina de forma magistral los silencios con los ruidos por ejemplo el ruido de las ruedas del triciclo del niño corriendo por el suelo de madera y ese mismo sonido amortiguado cuando pasa por las alfombras. Parece que la música pide un silencio en un momento y al revés, que un silencio tiene que continuar en un momento con la música.
Aprovecha precisamente los grandes espacios interiores del hotel para que los elementos suenen de una forma especial: la pelota, la máquina de escribir, los papeles, etc.Hay que destacar también que la comunicación de los protagonistas con el exterior es mediante el sonido real de la emisora de radio o por telepatía y como en la secuencia final lo que ocurre dentro del hotel esta unido a lo que ocurre fuera mezclando la música con el ruido del viento.
Para empezar los títulos están sobre una mezcla del “Dies Irae” y una música sintética que nos anuncian muerte e intriga como si de una obertura se tratara.
Las escenas naturalistas tienen en general un diálogo con algún subrayado musical. Sólo cuando interviene el niño la música se hace más intrigante. Durante toda la película se combina la música no diegética con la imagen hasta tal punto que hace coincidir el ritmo del montaje con el ritmo de la música (ya lo había hecho en “La naranja mecánica” y en “2001, una odisea espacial”) pero aquí lo lleva al máximo, por ejemplo cuando Jack (el protagonista) arranca un folio de la máquina de escribir de forma brusca coincidiendo con un momento musical fuerte, como si hubiera montado esas imágenes siguiendo la música. La música, que corresponde a compositores considerados clásicos, Bartók, Pendereki, Ligeti (al que tambien usa de forma magistral en “2001, una odisea del Espacio”) va siendo mas intensa, mas amenazante a medida que se avanza en la película hasta llegar al climax del final. Si se pudiera escuchar toda la música seguida sin diálogos seguramente nos encontraríamos con una composición parecida a una sinfonía o a una ópera.
Si la música es no diegética en general cabe destacar el uso de la música, en este caso diegética, cuando Jack entra al salón de baile y los clientes (fantasmas) del hotel están bailando al son de una orquesta.
Así mismo el director combina de forma magistral los silencios con los ruidos por ejemplo el ruido de las ruedas del triciclo del niño corriendo por el suelo de madera y ese mismo sonido amortiguado cuando pasa por las alfombras. Parece que la música pide un silencio en un momento y al revés, que un silencio tiene que continuar en un momento con la música.
Aprovecha precisamente los grandes espacios interiores del hotel para que los elementos suenen de una forma especial: la pelota, la máquina de escribir, los papeles, etc.Hay que destacar también que la comunicación de los protagonistas con el exterior es mediante el sonido real de la emisora de radio o por telepatía y como en la secuencia final lo que ocurre dentro del hotel esta unido a lo que ocurre fuera mezclando la música con el ruido del viento.