El membrillero (Cydonia oblonga Miller) que en mi tierra tiene un nombre precioso “codonyer”, es un árbol de poca altura que se introdujo en España procedente de Asia central y suroeste. Sus flores, como en general las flores de la familia de las rosáceas, son vistosas y de un color blanco o rosáceo. Sus hojas son enteras, caducas y muy pelosas. Pero lo importante de este árbol son sus frutos, los membrillos, de color amarillo y de forma entre la pera y la manzana. Estos frutos son muy astringentes y por lo tanto recomendables para los procesos diarreicos.
De los membrillos también se obtiene la carne de membrillo con una receta muy sencilla a partir de la misma cantidad en peso de membrillo pelado y troceado que de azúcar. Se ponen los trozos de membrillos en una olla y se cubren de agua dejando hervir hasta que estén tiernos y blandos. Se sacan y dejan escurrir. A continuación se trituran hasta conseguir una pasta. Se pone la pasta en un cazo a fuego lento y durante 10 minutos se va añadiendo el azúcar sin dejar de remover. Después se pone la masa en un molde, un tapperware o cualquier otro recipiente ancho que aguante el calor y se deja enfriar.
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Los membrillos maduran ahora, a finales de septiembre o principio de octubre, en lo que se llama el veranillo del membrillo, o también el veranillo de San Miguel o el veranillo de los Arcángeles, ya que hoy, 29 de septiembre es la festividad de San Miguel, San Rafael y San Gabriel, es decir los arcángeles según la Biblia. En este tiempo de otoño es normal que las temperaturas en nuestra península experimenten un ligero, pero notable ascenso, que permite que maduren los frutos de esta época y en particular, el membrillo.