Une hirondelle a faiti le printemps
Francia, 2001, 103 min
DIRECTOR: Christian Carion
REPARTO: Michel Serrault, Mathilde Seigner, Jean-Paul Roussillon, Frédéric Pierrot, Marc Berman, Françoise Bette
OPINIÓN: Una muchacha en los treinta años y con éxito en el campo de la informática decide vivir en el campo porque la vida de la ciudad, atascos…, no le gustan. Pese a su madre, ella se apunta a un curso de dos años para ser granjera y le compra la granja a un viejo amargado en los Alpes y alejada de la civilización. El viejo, machista, está seguro que ella no aguantará mucho en este ambiente y le hace la vida imposible al mismo tiempo que intenta atraerla para tener compañía.
Esta historia rural sirve para desmontar las viejas ideas de lo bucólico.Y desde el principio, escenas de la matanza del cerdo, nos presenta la ruda y difícil vida rural, especialmente para una mujer.
A mi me ha gustado, sin exagerar, porque habiendo nacido en un pueblo y vivido con la amenaza de “estudies o te’n vas a cavar tarongers (estudias o te vas a cavar naranjos)” la felicidad del mundo rural y del que cuida cabras no me parece nada fácil de conseguir.
La película no es maniquea, y esa forma idílica de vida es lo que sienten los que la han vivido desde que nacieron, sin conocer la vida de ciudad, pero al que llega de nuevas no le resulta tan fácil.
Me gusta, sin exagerar, porque presenta los pros y los contras de la vida en contacto y dependencia directa de la naturaleza. Es el espectador el que al final decidirá, si no lo ha decidido ya, si vivir en el ámbito rural o en el urbanita. A mi me parece que cualquier decisión es la adecuada siempre que se haya hecho de una forma reflexiva.
Ser consecuente con un planteamiento ecologista de la vida no es tan fácil y teorizar sobre las bondades de la vida en contacto directo con la naturaleza no es lo mismo que “VIVIRLO”