14 octubre 2010

¡DON ANTONIO, TRONCO!

Tardó en conseguir su reconocimiento como maestro con oposición aprobada en el 36. Ya tenía mujer y dos hijos. Escondido tenía un anillo de la UGT y para conocimiento de todos, un certificado del cura del pueblo de que era una buena persona. ¡Y tanto que lo era! En ese ambiente franquista solo podía educar a sus hijos en la libertad que siempre había creído. Eran tiempos de alguna colleja. Si alguno de sus hijos quiso apuntarse a la O.J.E. tuvo que buscar mil causas por las que su hijo no podía apuntarse a dicha organización. Uno de sus hijos, con 11 años, no podía entender porque no formaba parte de las Juventudes Españolas. Cuando alguno de sus hijos con 10 años le planteó ir al seminario, con buena razón le dijo que primero terminara sus estudios de bachillerato y después, con criterio, podía ser seminarista. Ninguno de sus dos hijos fue cura. A la hora del Parte Nacional que emitía la radio no se podía hablar en la casa y mucho menos por la noche, mientras se mal sintonizaba Radio Pirenaica. Los domingos no se podía hablar mientras se daban los resultados del fútbol. Llegó a intuir que uno de sus nietos sería un gran deportista que alcanzó las cotas más altas del tenis, pero no pudo ver sus partidos en televisión, quizás por haber fumado demasiado. Fue un buen maestro, una buena persona y todavía hay gente que le recuerda. Don Antonio, tronco, te quiero.

6 comentarios:

LU dijo...

Emotivo y sincero, Pepe. La vida nos permite conocer y disfrutar de muy buenas personas, quererlas y recordarlas.

Biquiños

lola dijo...

Bonito homenaje a tu señor padre.
Un abrazo.

Carmen Martín dijo...

Muy bonito Pepe.
El tronco puede descansar, orgulloso de todas sus ramas.
Un beso.

Carmen dijo...

De un buen tronco salen buenas ramas, ¿no, biólogo?
La semana que viene me voy a Estambul de Comenius... Ya contaré

Flores SC dijo...

Parece mentira que en unos tiempos tan revueltos hubiera tanta buena gente y dieran tantas buenas personas al mundo...
Saludos

Anónimo dijo...

Hola, revisando mis blogs favoritos, ninguno me falla, pero esta entrada me emociona. La etiqueta le cuadra a la imagen, pero no al texto ni sl sentimiento. No sé quién es el nieto tenista, pero ese abuelo fue un gran maestro en el deporte completo. ¡Enhorabuena por haber aprendido tanto de él!