EL VIAJE DEL EMPERADOR

Los pingüinos emperador (Aptenodytes forsteri ) salen del fondo del mar como un torpedo cada año y sobre la superficie helada de la Antártida se desplazan 160Km. para llegar a sus puntos de anidación. Se desplazan andando torpemente pero con esa imagen característica, y para ahorrar energía se lanzan al hielo para deslizarse sobre su abdomen. El director describe el recorrido en grupo de estos pingüinos, superando obstáculos, como un road-movie que aleja la película de un simple documental.
Cuando llegan al lugar, siempre el mismo, donde ponen los huevos, la película describe el comportamiento social y muy concretamente el sentido familiar de estos pájaros bobos que demuestran no serlo tanto como se les considera. Aquí, cada pingüino busca su pareja del año anterior. Después de la puesta, la madre necesita recuperar sus reservas energéticas y busca alimento para la cría, dejando al padre el cuidado del huevo. Las imágenes de los huevos incubándose sobre las patas de los adultos son hermosas. Cuando vuelva la madre, será el padre el que vaya a buscar comida al mar de donde salieron. Algunos no regresan y se produce el drama natural que aquí supera el simple documental con unas imágenes impactantes. Tan impactantes que aconsejo no ver esta película con niños pequeños por lo que sufren. A un niño no puedes decirle “es ley de vida” porque no lo entiende. La masa de pingüinos protegiéndose cuerpo a cuerpo frente a la rigor ventisca helada que los sacude constituye un ejemplo de colaboración frente a lo catastrófico.
El director, que había cursado estudios de biología, y un equipo de cuatro personas permanecieron durante 14 meses en la Antártida filmando 120 horas de imágenes. Son verdaderamente extraordinarias las tomas del paisaje antártico helado, como las tomas cerradas de estas aves, destacando las tomas de las patas con el huevo o con el polluelo entre las plumas para que no toquen el suelo. Pero el logro del director está en conseguir que el espectador se convierta en un estudioso de la vida de estos animales antes que un simple espectador. Y lo consigue con imágenes, como debe ser el buen cine, que van narrando los eventos vitales de los pingüinos con secuencias bien estructuradas de planos perfectamente detallados. Un ejemplo exacto de esto es el relevo en la incubación del huevo.
La película, más que un documental sobre los pingüinos emperador, es un documento que evidencia el amor, la entrega, el esfuerzo, la creatividad, el trabajo en equipo y el deseo de salir adelante, como valores que en muchos casos nosotros no consideramos.